
Un gato chino. La parte china, la llevo conmigo, la gatuna, creo que no tanto, aunque a veces me erizo, ronroneo, suelo caerme (más bien tropezarme), aunque no siempre de pie... Pero comparto el vaivén del brazo del gato chino. No, afortunadamente no es una oración literal, no voy por la calle como Ruiz Mateos al mismo tiempo que voy gritando aquella frase de "¡Que te pego, leches, que te pego!"
Es un vaivén interno, mental, reflexivo, sensorial. Ahora sí, ahora no sé, ahora sí, ahora por qué...
Me viene a ratos, por la tarde, en los momentos de tranquilidad, cuando me miro por dentro y reflexiono, cuando sin avisar algo hace que me mire por dentro...
Es curioso intentar descubrir cómo funciona el ser humano, y más curioso aún cuando esa persona es uno mismo, a priori conocido de antemano, pero en el fondo desconocido, ya que hay aspectos que me sorprenden, y si lo hacen, es porque no los conocía.
Me sorprende que un dibujo de un guiñote, pueda hacer que me quede ensimismado, pensando que echo de menos la versión real del mismo, sabiendo que aunque la intención es la misma, me sabe a poco.
Me sorprende que unas ideas que tenía muy claras sobre no volver a tropezar dos veces con la misma piedra, y más si la piedra no está delante de mi puerta, sino a una distancia a considerar, no lo son tanto.
Me sorprende advertirme sonriendo mientras paro a pensar sobre lo que estoy escribiendo.
Realmente, no tengo nada claro; realmente, me siento ese gato; realmente, me alegro de sentirme como ese gato; porque, realmente fluyo por dentro. Mi maquinaria no se ha parado, aunque aún no sabe que mecanismo está usando después de haber pasado por el relojero y le cuesta saber si ha de mover las manecillas en un sentido o en el otro. Pero...como dicen por ahí, y me joda reconocerlo, "el tiempo pone todo en su lugar", así que mi reloj me pondrá en hora y en mi lugar.
Así voy, cansado de día, reflexivo por la tarde y encantado de noche. Eso es la única función que entiendo de mi reloj, que quiere que caiga el Sol y bajen las persianas, para que, en la intimidad del hogar, en mi Fortaleza de la Soledad, ni sea tan fuerte, ni esté tan solo.
"...uyuy mi gato hace uyuyuy
uyuy mi gato hace ayayayaya..."
Rosario Flores - (Mi gato)